El 28 de septiembre tuvo lugar una nueva sesión del Club de innovadores que contó con Elisabet Roselló, fundadora de Postfuturear, como ponente invitada.
Bajo el título “Nuevos Frameworks para enmarcar la evolución de un sector industrial”, Elisabet puso en relieve que los cambios que llamamos “Revoluciones” y los momentos de impasse son de todo menos predecibles y suelen ir acompañados de un cambio de gafas. Con Elisabet, reflexionamos sobre estos y otros temas de la mano del enfoque de Postfuturear® , que combina diferentes herramientas para incorporar estas nuevas gafas en el diseño de estrategias de innovación efectivas que se ajusten a cada organización y su entorno.
Elisabet Roselló es licenciada en Historia en la UB, ha trabajado anteriormente como asistente de investigación sobre nuevos modelos económicos emergentes, comunidades de innovación FLOSSD al IGOP-UAB y posteriormente al IN3-UOC, en el departamento de Public Affaires como Project Lead de un proyecto de innovación pública a Kreab, analista de tendencias y facilitadora de talleres en diferentes agencias creativas como freelance, colaboradora en medios y libros sobre tecnología y procesos tecno-sociales, y filosofía emergente, también comisaria de exposiciones.
Ha sido mencionada en las listas de Forbes 100 Creativos en el mundo de los negocios España 2023; y 40 futuristas de España (en la de 2021, y luego en la de 2022).
1.-¿Porque Postfuturear?
En según qué áreas de nuestras sociedades, hace unos años atrás, el futuro se veía (y todavía se ve) como más oscuro, difícil, distópico… Incluso a pesar de otros colectivos y tipos de personas puedan verlo con optimismo. Históricamente se dice que se rompió la fe en el Progreso, o al menos en futuros brillantes y prometedores, a partir de la recuperación económica tras la II Guerra Mundial. Se veían o más temática distópica y apocalíptica en los blockbusters del cine de ciencia-ficción (como por ejemplo “2001: Odisea en el Espacio), o se refreían imaginarios que se gestaron en la II Revolución Industrial o siglo XIX, como robots, ciudades inteligentes repletas de rascacielos y carreteras imposibles, automóviles voladores… Pero con muchos menos nuevos imaginarios que encajasen con nuevas necesidades y realidades. A ese momento de inflexión cultural, y de ruptura con las viejas promesas se le ha llamado en ocasiones “Post-futuro” (otra post-cosa).
Así pues, la pregunta práctica que hice cuando comencé a gestarlo es que si el diagnóstico lleva tiempo hecho, nos cuesta generar nuevos modelos e imaginarios de futuros posibles, realistas y que nos entusiasmen (sin insistir necesariamente en esos viejos escenarios rebarnizados de modernidad), en la intersección de una emergencia climática, transformaciones profundas en economía y sociedad, entonces, ¿ahora qué? Sin rebuscar en más nombres, el planteamiento es ahondar y aplicar nuevos enfoques para conseguir eso. Derivó en un verbo activo: post-futurear -pero sin el guión.
Después de construir o diseñar escenarios de futuros, pronósticos, análisis y diagnósticos de tendencias, ¿cómo traducimos todo eso en acción? ¿cómo planificamos, incluso, para contextos volátiles con incertidumbre alta (por tanto, con análisis de tendencias más débiles)?
Tras años estudiando, investigando y practicando con los mejores (investigando en la universidad, también en el Centre for Postnormal Policy and Futures Studies, o en consultoras y agencias…) en áreas como la prospectiva, modelos de negocio emergentes, ciencias sociales aplicadas, Systems Thinking e innovación, cuando todavía no se hablaba siquiera de “Diseño de futuros” (en torno a 2016) comencé a darle forma a Postfuturear hasta mediados de 2019, cuando ya derivó en una agencia u oficina para servir a otras empresas, sector público, clústeres…
2.-¿Muchos escenarios y … cuantos caminos?
Normalmente cuando se desarrolla el análisis del que deben beber los escenarios de futuros de prospectiva, se hacen basados en datos e información del presente, y un pasado más o menos reciente. Existen diferentes métodos y tipos de escenarios, y en función de lo que se necesite, se aplican unos u otros. Todos deben tener en común una conexión razonable con el presente, un “camino” o “cómo se llega ahí”.
Si solo se busca inspiración, métodos normativos más ágiles y rápidos pueden ser suficientes, tipo Design Thinking. Si se busca entender diferentes posibilidades materiales o realistas, incluyendo las probables, o las plausibles (aquellas que esperamos que deberían ocurrir, o que creemos que sí tienen sentido y no son “alucinaciones”), pero también las más inverosímiles pero sí posibles. Con estos escenarios se puede trabajar un mayor conocimiento de qué está ocurriendo en el mismo presente, dar sentido a nuestra posición tanto en mercado como en la sociedad…
Si, en cambio, buscamos dar forma a una Visión que no solo sea un bonito lema, sino una guía o referencia de la acción estratégica de largo espectro, entonces hablamos de escenarios “Estrella polar”, que es algo que en innovación social también se está trabajando mucho.
Por lo general, no hay evidencias científicas de que el futuro esté predeterminado hacia un único futuro posible, sino que se abren diferentes posibles desarrollos. Por eso, y desde los años 1950 como poco, se lleva trabajando con un mínimo variado de escenarios, que son hipótesis de lo posible en forma de narraciones, objetos físicos, pero “imaginarios” o prototipos conceptuales, cortometrajes incluso… La creatividad va de la mano con los datos y con lo emocional.
3.-¿Cuáles son los temas que más te interesa explorar? ¿y los más comunes?
Me y nos suelen interesar los temas que precisamente están generando grandes transformaciones, incluso si no los vemos o percibimos en el día a día, pero que pueden ser significativos en poco o algo de tiempo. Por ejemplo, la energía y la transición energética son un “temazo” -como me gusta llamar a los temas significativos. El agua últimamente ha sido otro aspecto que han salido en proyectos y colaboraciones del último año -supongo que por motivos obvios. En general, me interesan no solo las tendencias emergentes -con menos interés en los hypes-, sino sobre todo las que llamo “estructurales” o que actúan como pilares de la sociedad, la economía y la vida. Y no se les suele prestar atención, a pesar de que están cambiando.
De manera transversal, cuando puedo y podemos, trabajamos marcos de trabajo propios partiendo de cuestiones importantes en ciencias sociales, filosofía e innovación, como las diferencias de perspectivas y formas de “ver” o “leer” el mundo, y las profundas y cotidianas implicaciones que pueden tener en procesos como tomar decisiones, negociar marcos de proyectos de transformación…
Depende de la fase o proyectos que tengamos entre manos, nos interesan tanto tendencias y procesos profundos como mejorar el impacto de nuestro trabajo y metodologías. O incluso innovar en las formas de ver cómo actuar
4.-¿Cómo entiendes la innovación?
Sin mayor complicación, los momentos en que generamos una novedad humana lo suficientemente significativa. Es decir, lo mismo es una innovación técnica, que una innovación organizativa, o cultural…
La realidad es que las innovaciones suelen ser más bien sistémicas: por ejemplo, Herón de Alejandría inventó cosas tan emocionantes y tecnológicas como la máquina de vapor (Eolipila) o las puertas mecánicas (para un templo), pero no se extendieron ni aplicaron porque no tenía la función que hace 200 años u hoy en día les damos sistémicamente.
En cambio, Internet comenzó a escalar en un mundo ya de por sí muy mediatizado y globalizado; la teleconexión inmediata se sentía como una necesidad; y poco a poco se añadieron, por parte de comunidades de investigación y gente muy pionera, como si fueran capas nuevas técnicas, protocolos y otros conceptos que fueron abriendo más y más sus posibilidades; luego vinieron los modelos de negocio de los años 1990, los 2000s, la crisis punto com, y nuevos hábitos y comportamientos de socialización, que fueron, todo en conjunto, retroalimentando nuevas ideas y posibilidades (y limitaciones y legislación adaptada, claro), hasta lo que es hoy en día. La innovación nunca es de un único sabor, es sistémico, y en el que se necesita no un genio, sino un “Escenio” o conjunto de personas.
5.-¿Un posible escenario para la industria de la lavandería en 5 años?
Ahora estamos y estoy atenta a cambios profundos, menos obvios, y a veces incómodos. Pueden ser aparentemente súbitos (o mejor dicho, observamos sus manifestaciones de sopetón, y de repente “existe”), pero llevan años o incluso décadas mutando o variando.
5 años para la economía actual es bastante tiempo, y para nuestro día a día, es mucho (¿no nos cuesta imaginar incluso como estaremos dentro de un año?). Pero para estos procesos más lentos y estructurales (que pueden ser tanto de medio ambiente, como tecnológicos, como económico…) quizás no es tanto tiempo.
El ámbito de lavanderías solo he entrado una vez en el pasado, así que no estoy tan informada -aunque sea obvio una usuaria.
Ahora quizás la mente esté en las IAs, especialmente las generativas de texto e imagen o video, pero los avances de otros tipos de tecnología IA en la industria son más lentos y, no sin falta de razones, más contenidos. Por lo que si se dan cambios importantes, quizás no se vean tanto en el producto final.
Sin duda, los grandes “temazos” que seguramente interseccionan con lavandería e higiene son sobre todo energía (tanto para producir como para los usos en consumo, la factura bimensual etcétera), materias primas, y el agua.
El agua es un buen ejemplo de cambios de mindset que podrían venirse. Estamos viendo que el régimen del agua podría cambiar a medio y largo plazo, aparte de las sequías más circunstanciales, y dando por sentado que siempre ha habido áreas en el planeta con menos acceso a agua, como por ejemplo en zonas áridas como la península arábiga.
Así, podríamos ver sequías temporales pero que activen en diferentes gobiernos una actitud de mayor adaptabilidad y flexibilidad, disponiendo medidas, restricciones y tecnologías (como las desalinizadoras) ocasionalmente, pero otras zonas donde pueda “aridizarse” a largo plazo, y cambiar a más largo plazo la relación y los usos del agua, las restricciones como “por defecto”…
En ese sentido, hablaríamos de un mapa de usos más variado, donde, combinado con otros factores, quizás hubiera más preferencia a servicios colectivos (por ahorro de energía y eficiencia hídrica) tipo lavanderías de auto-servicio; apuesta por posibles nuevos tejidos anti-manchas, anti-microbio o anti-otras-situaciones (si van apareciendo)…
Serán 5 años transicionando a nuevas perspectivas.
compartir